Así pues, en la primera muestra reflexioné acerca de uno de los mayores retos de un profesor de ELE: evaluarse a uno mismo. Así mismo, adquirí nuevos conocimientos que rompían con el modelo de enseñanza gramatical tradicional y fomentaban un nuevo paradigma basado en una gramática pedagógica centrada en la pragmática y la comunicación. En otras palabras, aprendí ciertas ideas que se veían como enseñar la gramática, de modo que ésta incite al uso real de la lengua y al desarrollo de la competencia comunicativa.
En cuanto a la segunda muestra, aunque fuera anterior en tiempo, profundicé en la importancia de la programación de un profesor en su rutina diaria para ser consciente de que deberemos utilizar después esa planificación después en las clases, si lo llevamos a un nivel superior. Me fue útil porque en ningun momento me había llegado a plantear de una manera real el organizar mis horarios de una manera tan metódica.
La tercera y última muestra, por su parte, cambió mis principios en torno a la manera de evaluar. La reflexión a partir de dicha muestra, me llevó a una perspectiva que da respuesta a los métodos de enseñanza comunicativa predominantes en la actualidad. Adquirí una concepción de la evaluación basada en fomentar la autonomía de los alumnos, proporcionándoles estrategias para desarrollar su competencia que estimula el aprendizaje. Esta nueva propuesta orienta sus esfuerzos a optimizar la calidad de la enseñanza.
De este modo, he desarrollado ciertos conocimientos acerca de algunas de las preocupaciones surgidas antes de dar comienzo al máster y que fueron recogidas en el punto de partida del portafolio. Una de ellas, se centraba en el modo de dar respuesta a la diversidad o multiculturalidad en el aula, que consideré como un punto primordial en la ELE. Otra de mis expectativas fijada en el punto de partida, indicaba la obtención de recursos necesarios para afrontar una enseñanza de lengua extranjera significativa y al mismo tiempo atrayente para los alumnos y profesor. Es decir, esperaba adquirir materiales didácticos estimulantes para los alumnos, para así llevar a cabo una enseñanza motivante, a la vez que relevante. Además, abogaba por centrar la enseñanza de lenguas, desde el análisis de la competencia comunicativa, que capacitara a los alumnos a utilizar la lengua adecuadamente en cada situación de comunicación.
En definitiva, he adquirido nuevos recursos, visiones e ideas que me han llevado al rechazo de una enseñanza de lenguas centrada, exclusivamente, en la mejora de la competencia lingüística y han provocado que mi concepción de ELE se base en el enfoque comunicativo que contribuye en el desarrollo de la competencia comunicativa del alumno.
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